Tenga todos muy
buenas tardes
En este día tan
especial, nos honramos ante la mujer que nos trajo al mundo. Nuestra madre ha
sido por siempre el ser con el amor más puro. Desde que estamos en su vientre
iniciamos una relación de amor con ella. Nuestro corazón y el de nuestras
madres laten al mismo tiempo y cuando por primera vez respiramos el aire del
mundo, lágrimas caen de sus ojos por la llegada de un nuevo ser que será la
razón de su existir.
Cuando una mujer se
convierte en madre su vida cambia por completo pues su alma y la de sus hijos
se vuelve una sola. Es tan grande el amor
de una madre por sus hijos que no dudaría en dar su vida por ellos. Con solo
mirarnos nuestra madre puede saber cómo nos sentimos y con una de sus caricias
hasta las penas más grandes se alivian.
A una madre no le
importa la adversidad cuando se trata de sacar adelante a sus hijos, a una
mujer no le hace falta fuerza ni valentía cuando se trata de defender a sus hijos,
ellas son capaces de todo por vernos felices y protegidos. Las madres son
capaces de sacarse un pan de la boca para dárselo a sus hijos y también son
capaces de apoyar a sus hijos cuando todos les han dado la espalda.
Así
son las madres, su amor no conoce de límites ni
dificultades cuando se trata de los suyos. El mundo sigue hacia adelante, los
hijos crecen y parten de casa pero la madre siempre los lleva en su corazón y aun cuando una madre se va para siempre de
este mundo, cuidan de nosotros desde el cielo, observándonos con cariño y
cuidándonos de todos los peligros.
Para nuestra madre siempre seremos sus pequeños, para ella nuestra
sonrisa siempre será como la de un niño, para nuestra madre nunca
habrá una acción mala de nuestra parte, para nuestra madre solo será una
travesura más.
No podemos olvidarnos
de las mujeres que a pesar que no trajeron al mundo a un hijo se comportaron
como verdaderas madres y siempre se sacrificaron
al máximo para darles lo mejor, en especial ese amor
capaz de transformar cualquier corazón.
Tampoco nos olvidemos
de aquellas mujeres que se convirtieron en madres de sus nietos y que los
educaron y quisieron más que a sus
propios hijos. Todas las madres son mujeres únicas e incomparables, todas las
madres llevan en su alma parte de nuestra vida, todas las mujeres que son
madres merecen ser llamadas ángeles del cielo.
El amor de Dios lo
vemos reflejado en el amor de una madre: incondicional, sincero, único y me
gustaría decir todas las características del amor de madre pero el tiempo no sería
suficiente.
"El amor de una
madre por un hijo no se puede comparar con ninguna otra cosa en el mundo. No
conoce ley ni piedad, se atreve a todo y aplasta cuanto se le opone".
En nombre de los
docentes de la Escuela de Educación y estudiantes de profesorado y
licenciaturas en educación, les deseamos un feliz día de la madre, esperando lo
disfrute.
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